miércoles, 29 de agosto de 2007

Viajeros y Pornógrafos Victorianos (por César)

El tema que voy a tratar tiene muy poco de paranormal... O quizá sí.
Aquí vamos.
Si me preguntasen cuál es el lugar más bello de Chile, no dudaría un segundo en responder que es el Parque Pedro Del Río Zañartu, que queda en la desembocadura del río Bío-Bío.
Un bosque de lujuriante vegetación -toda autóctona- es el marco de una hermosa casa patronal chilena al estilo de la primera mitad del siglo XIX. Convertida en museo, la digna casa guarda en su interior la colección más rara de objetos en nuestro país. Se puede encontrar desde una legítima momia egipcia, hasta una autentica armadura samurai... desde muñecas rumanas antivampiro, hasta un kiwi neozelandés disecado... desde menús de los restaurantes más finos del París de 1880, hasta los únicos restos semiderretidos que se conservan de la incendiada Iglesia de la Compañía.
El coleccionador de tanta maravilla es Pedro del Río Zañartu, un rico hacendado pnquista, que ante la muerte de su mujer y dos hijos en una epidemia de cólera (¡qué golpe por Dios!) se lanza a recorrer tres veces el mundo, a fines del siglo XIX, no escatimando en hacer traer a su hacienda los objetos más raros y finos del mundo de ese tiempo...
En el otro extremo del mundo, Henry Spencer Ashbee, inglés, también de fortuna considerable, se dispone -al igual que Del Río Zañartu- a recorrer los rincones más reconditos del planeta... él no ha perdido su familia, su hermosa familia victoriana, pero no encuentra en su hogar lo que un buen caballero británico busca.
Spencer llevaba dos diarios paralelos: Uno era sobre las cosas bellas, raras y exóticas que veía en sus periplos, de los cuales mandaba artículos a revistas de clubes de viaje ingleses (esos clubes como los de la "Vuelta al Mundo en 80 Días"); el otro diario era más privado, y hablaba de curiosidades sexuales y sus propias experiencias en los prostíbulos de Macao, con los hermafroditas de Atenas, las mujeres de senos gigantes de Etiopía, las ardientes andaluzas, y un laaaaaaaaargo etcétera.
Una vida privada y otra pública, como un buen caballero británico.
Spencer escribió estas experiencias paralelas en un libro que publicó como anónimo "My Secret Life", considerada hasta hoy la obra cumbre de la pornografía literaria.
Además Henry llegó a poseer la colección de pornografía más grande de su tiempo, la que compartía con una selecta cofradía de amigos coleccionistas como él.
¿Se habrá topado en sus viajes con Pedro Del Río Zañartu? Buen tema para un cuento. ¿Habra tenido Del Río secretas aficiones como Spencer Ashbee? Todo me indica que sí.
Pedro era un tipo viudo, con ganas de recorrer el mundo en busca de consuelo. Lo más probable es que haya encontrado este consuelo en medio de las piernas de una egipcia, o apoyado en los senos enormes de una rumana. Dicen que algunos diarios de Pedro del Río se perdieron en un naufragio... yo creo que los oscuros y municipales hacedores de proceres de siempre los tienen ocultos en algún lado.

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